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Christina Scull & Wayne G. Hammond, ‘Roverandom’

Artículo escrito por Christina Scull y Wayne G. Hammond, quienes prepararon la edición publicada del cuento

Origen del cuento

Roverandom se inspiró en acontecimientos sucedidos en septiembre de 1925, cuando la familia Tolkien estaba de vacaciones en una casa de campo frente al mar, en Filey, al noreste de Inglaterra. Al comienzo de las vacaciones, Michael Tolkien, que tenía entonces casi cinco años, perdió un perrito de juguete que le encantaba, mientras jugaba en la playa con su padre y su hermano mayor John. Michael quedó muy apenado.

Poco después, una violenta tormenta azotó la costa, sacudiendo con tanta fuerza la casita de los Tolkien, que les hizo mantenerse despiertos hasta altas horas de la noche. Según John Tolkien, fue en aquel momento, para tranquilizar a sus hijos mayores durante la tormenta y encontrar una explicación a la pérdida del juguete de Michael, cuando Tolkien contó por primera vez la historia de un perrito llamado Rover, que había sido convertido en un perro de juguete, regalado a un niño muy parecido a Michael y que se perdió de manera similar en la playa.

En la versión más desarrollada, Rover es transformado en una miniatura de juguete por un mago muy enojado, Artajerjes, y regalado al «niño Dos» (refiriéndose al segundo hijo de Tolkien, Michael). Rover descubre entonces, como otros juguetes de cuentos que sólo puede moverse y hablar de noche o cuando nadie está mirando.

Se escapa del bolsillo del muchacho en una playa, conoce a un curioso «hechicero de la arena» y se marcha volando hacia la luna sobre el lomo de una gaviota, siguiendo un camino trazado en el mar por el resplandor de la luna. Allí se encuentra con el Hombre de la luna y su «perro de la luna» volador, le cambian el nombre por el de «Roverandom» [Rover (= vagabundo) + random (= capricho, hecho al azar), en inglés] porque no sabe nunca a dónde le llevarán sus pasos y es perseguido por el Gran Dragón Blanco.

‘The White Dragon pursues Roverandom and the Moondog’

Más tarde, regresa a la Tierra y se transforma, sumergido en el mar, en un «perro de las olas», en el reino de Artajerjes, el cual es ahora el «Pacífico y Atlántico Mago». Explora los mares y las costas lejanas acompañado por un «perro de mar» y por la gran ballena Uin, y, en un momento de travesura, despierta a la vieja Serpiente de Mar, la cual provoca una terrible tormenta al moverse. Ésta recuerda, por supuesto, a la de 1925. Pero todo termina felizmente.

Una historia familiar y personal

Escrita para el principal público de Tolkien, sus propios hijos (y, como siempre, para sí mismo), Roverandom es, ante todo, una historia personal, vinculada a la familia Tolkien y sus vacaciones de 1925. También manifiesta ciertas preocupaciones del autor acerca de los automóviles y de la contaminación, y abunda en juegos de palabras y alusiones, que tanto le deleitaban.
La Isla de los Perros, por ejemplo, es en el mundo real una pequeña lengua de tierra que se adentra en el río Támesis, en Londres, y en Roverandom se muestra como el lugar «adonde van todos los perros perdidos que merecen o tienen suerte», y en el cual «hay también árboles de hueso, con frutos como jugosos huesos con carne que caen de los árboles cuando están maduros».

Hay abundantes referencias a mitos y cuentos de hadas, a la leyenda artúrica y a las sagas nórdicas, a literatura infantil, e incluso a las operetas de Gilbert y Sullivan. En concreto, el «hechicero de arena», Psámatos, hace referencia a psammead, el «hada de arena» en Cinco niños y eso (1902) y la Historia de un amuleto (1905), de Edith Nesbit y se llama incluso Psammead en el manuscrito más antiguo conocido de Roverandom.

‘lunar landscape’, one of Tolkien’s illustrations for Roverandom.

Tolkien tomó también elementos de su propia mitología, el Legendarium, sobre el cual trabajó durante toda su vida. «Las Montañas del Hogar de los Elfos» y «la ciudad de los Elfos en la colina verde debajo de las Montañas» atisbadas por Roverandom durante sus aventuras en el mar al oeste del mundo, proceden, por ejemplo, de la geografía del «Silmarillion»: son las Montañas de Valinor en Aman y la ciudad de Tún (o Túna).
El jardín visitado por Roverandom en el lado oscuro de la luna, en el cual van a jugar los niños en sus sueños, recuerda a los jardines de Valinor, donde llegaban los niños tras tomar la Senda de los Sueños descrita en El Libro de los Cuentos Perdidos (publicado en los volúmenes de la Historia de la Tierra Media de Christopher Tolkien). De estas primeras obras proviene también la ballena Uin – que significa «voy nadando» en finés – aunque no es precisamente la más fuerte ni la más antigua de su especie en Roverandom.

De hecho, Tolkien declaró que el «Silmarillion» había influido sobre la casi totalidad de sus obras de ficción, y Roverandom es un ejemplo particularmente interesante por la resonancia que tienen en él, relatos más antiguos de la Tierra Media y de Arda. El éxito que tuvo Roverandom entre los hijos de Tolkien anticipa en varios puntos un libro posterior y mucho más famoso : El Hobbit, iniciado en 1930.

En efecto, sólo hay un paso entre el viaje de Rover, en Roverandom, sobre el lomo de Mew, la gaviota, volando hacia su refugio en un acantilado, y el vuelo de Bilbo Bolsón hacia la morada de las águilas, en El Hobbit. Y las arañas que encuentra Roverandom en la luna son muy parecidas a las que Bilbo ve en el Bosque Negro. El Gran Dragón Blanco, con su vulnerable vientre, es claramente un primo de Smaug, de El Hobbit, y cada uno de los tres magos de Roverandom (Artajerjes, Psámatos y el Hombre de la luna) puede ser considerado como un precursor de Gandalf.

Historia de la publicación e illustraciones

No hay pruebas de que Tolkien transcribiera Roverandom en 1925, sin embargo, una de las ilustraciones que hizo para el cuento, el dibujo de un paisaje lunar, está fechada por él mismo en ese año. Otras tres ilustraciones [como ésta] datan de septiembre de 1927, momento en el que los Tolkien estaban de vacaciones en Lyme Regis, en el Dorset, lo que sugiere que Tolkien volvió a contar Roverandom a sus hijos. Una quinta ilustración está fechada en 1927-28. Entre ellas se encuentra una de las más bellas acuarelas de Tolkien, los Jardines del Palacio del «Merking» [«Rey de las sirenas»].

Así pues, nos sentimos inclinados a pensar que Tolkien escribió una versión de Roverandom durante las Navidades de 1927, a la que añadió un episodio sobre el Hombre de la Luna y un eclipse lunar causado por dragones (también mencionado en una «carta de Papá Noel» fechada en ese mismo año, referencia sin duda a un eclipse real, que tuvo lugar el 8 de diciembre). Por aquel entonces, probablemente las bases de Roverandom estaban establecidas.

Tolkien siguió revisando Roverandom durante los siguientes nueve años, añadiéndole sucesos y detalles progresivamente.

En 1936, presentó el cuento a su editor, Allen & Unwin, como un posible sucesor de El Hobbit. Pero El Hobbit (publicado el año siguiente) había tenido tanto éxito que la editorial quiso ante todo una continuación, por lo que Tolkien dejó Roverandom a un lado, para, según parece, no volver a pensar en él.

Roverandom fue publicado de manera póstuma en 1998 (en Inglaterra), 25 años después de la muerte del autor, y más de sesenta años después de su escritura, a partir de su última versión, y editado con una introducción y notas, de Christina Scull y Wayne G. Hammond. (Publicado en español por las Ediciones Minotauro en 1998.)